Por Joan Salvador Vergés, escritor y editor
-Hola. Me llamo Juan y suelo pensar.
Así es como empiezo siempre mi intervención ante el grupo de Pensadores Anónimos de mi parroquia… Aunque, ahora que lo pienso, menudo anonimato es este si te obligan a decir tu nombre y a contar tu historia, ¿no?
Vaya, lo estoy volviendo a hacer, maldita sea: estoy pensando.
-¡Hola, Juan! –me responde el grupo en un coro sin atisbo de emoción y, casi, sin reconocimiento.
-Llevo seis semanas sin comunicar mis pensamientos a nadie…
-¡Bien, Juan! ¡Enhorabuena!
-Aunque aún no soy capaz de impedir que las ideas fluyan por mi cabeza… y eso que me esfuerzo.
-¡Te apoyamos, Juan, no desfallezcas!
-Ayer, por ejemplo, mientras iba en el autobús urbano camino del trabajo vi que unos obreros trataban de levantar una pesada losa de concreto que tapaba una zanja, en la calle…
… Y pensé: si utilizara una palanca un solo obrero la levantaría, y a punto estuve de decírselo a mi compañero de asiento. Pero recordé lo que habíamos hablado aquí, me llevé la mano al bolsillo de la chaqueta y saqué el Libro.
(Continuará)
MARTILLO-MACHOTA
11/09/2011 at 11:01
me gusta.esperemos los siguientes capitulos.gracias.moncho-amigo